Servià: "Ganar las 500 Millas debe ser la hostia"
Oriol Servià lleva catorce años corriendo en Estados Unidos y el esfuerzo y la inversión han dado sus frutos
Josep Viaplana | 30.05.2012 | 04:05h
Indianápolis es un mito, la carrera por excelencia. Las 500 Millas, único espectáculo en el mundo que aglutina a 400.000 aficionados en sus tribunas, forman parte de la historia del automovilismo y en su última edición, el pasado domingo, Oriol Servià volvió a tener un papel protagonista. El piloto de Pals, de 37 años, que aterrizó en Estados Unidos en 1998 y lleva doce temporadas compitiendo a la Fórmula Indy, terminó cuarto, acariciando el podio por segundo año consecutivo.
¿Qué significa para usted este resultado?
No puedo ocultar que ser cuarto es fantástico, porque estás realmente cerca de la victoria, pero en honor a la verdad debo reconocer que en esta carrera tan especial prácticamente lo único que vale de verdad es la victoria: o has ganado las 500 Millas o no las has ganado. Ganarlas debe ser la hostia... como dice el chiste.
El próximo paso será el podio. Sexto el año pasado, cuarto esta temporada... Ya lo está acariciando.
El año pasado salí desde la primera fila, lideré 18 vueltas y terminé sexto. Este año después de salir 27º he llegado en cuarta posición... Lo importante es ir aprendiendo e intentar ponerse en posición durante la carrera para ganarla. Es una carrera muy larga y complicada y para conseguir la victoria ante el resto de los 32 corredores tiene que venirte todo muy de cara. Es obvio que cada año estoy mejor preparado y me siento más cerca. A cada paso que hago y me acerco más, el deseo de conseguir la victoria aumenta exponencialmente.
¿Qué tiene Indianápolis que enamora?
Es todo ello, el circuito en sí. Es el óvalo más espectacular en el que he conducido nunca, las largas rectas que están seguidas de curvas de 90 grados y que hacen que llegues al viraje a mucha velocidad y son muy exigentes tanto para el coche como para el piloto a la hora de hacer la curva. La intensidad el día la carrera es muy grande, ya que estamos entrenando y preparando la prueba durante 15 días rodando sin parar. Si a ello, finalmente, le sumas las 400.000 personas que presencian la carrera en directo el domingo convierten las 500 Millas en un evento único en el mundo.
¿Con qué se puede comparar esta carrera?
No hay ningún evento en el mundo que sume 400.000 espectadores en directo.
¿Se podrían comparar con las célebres 24 Horas de Le Mans?
Lo intento, pero la verdad es que son animales tan diferentes...
¿Qué es lo mejor de las 500 Millas, el ambiente o la competición en sí? ¿Es muy estresante?
No. Sí que es muy intenso por la cantidad de días que estamos rodando y por la evidente presión por conseguir un buen resultado al ser la carrera más importante del año, pero el estrés desaparece vuelta a vuelta y día a día. El circuito exige mucho, es cierto, pero también te proporciona un gran placer de vuelta.
¿La experiencia es un grado?
Como en todo en esta vida, a medida que más vas haciendo algo te das cuenta que hay muchas cosas que antes no sabías... sobre todo cuando compites en óvalos y a estas altas velocidades ningún detalle tiene desperdicio.
Los inicios de temporada han sido muy complicados para usted, ¿Indianápolis será un punto de inflexión?
Completamente. Empezamos la temporada montando un motor Lotus y hay que reconocer que realmente todo el programa era un desastre. Afortunadamente, pudimos cambiar a 'Chevy' justo a tiempo de correr las 500 Millas y ahora no tenemos ninguna duda que el resto de la temporada será muy diferente a como la hemos empezado. Este cuarto puesto es muy representativo.
Indianápolis ha sido la primera carrera con Chevrolet, ¿hay una gran diferencia?
La adaptación no podía haber sido mejor. Debo reconocer que todo es mucho mejor ahora, la potencia, la gestión del motor, pero sobre todo el programa de apoyo y preparación no tiene ni punto de comparación.
Usted lleva ya toda una vida en los Estados Unidos. ¿Completamente adaptado a América?
Bastante... Me fui el año 1998 por un par de añitos y todavía estoy aquí. De momento, estoy muy bien, me encuentro a gusto. Echo de menos muchas cosas y la gente de mi tierra, pero ello, a su vez, me hace apreciarlo más cuando me puedo escapar y acercarme por casa.